Sobre Nosotros

Nuestro Jesús de la Historia y Nuestro Cristo de la Fe

Contexto Histórico Cultural

La intervención Divina se hace presente a mediados del Siglo XVII durante la época del Virreinato del Perú, Lima la capital, crecía con la llegada de esclavos provenientes de África Occidental entre ellos los Angolas. Los cuales eran considerados como maquinas humanas de trabajo.   formaban las clases oprimidas eran considerados “Piezas de ébano”, que compraban y vendían al mejor postor.

Tenían junto con los indígenas el común denominador de un mismo trato inhumano e inacabable explotación.  Eran marcados como hasta ahora se realiza con el ganado.  Se le colocaban un signo distintivo puesto en las espaldas, con un fierro hecho al rojo incandescente.  Su alimentación era tan deficiente que estaban propensos a diferentes plagas.  Los esclavos tuvieron enorme versatilidad de funciones durante la colonia, pues estaba por demás aceptado que eran seres humanos pero que habían sido creados para servir.

El esclavo paso más por “la indiferencia y monotonía que por el dolor o la angustia”.  Algunos no soportaron su condición y se escapaban a lugares poco accesibles para vivir al margen de la ley.

Los esclavos angolas fueron llevados a la zona de Pachacamilla en 1651, Los negros Angola eran el grupo más numerosos entre los esclavos negros, pero no eran muy valorados (eran los más baratos) porque eran considerados como pusilánimes, enfermizos y pocos propensos a la cristianización.


"En fin, vivan en armonía los unos con los otros; compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes"

1 Pedro 3:8

Nuestro Jesús de la Historia y Nuestro Cristo de la Fe

Contexto Religioso

Desde la creación del virreinato peruano la sociedad se caracterizó por profesar el catolicismo y por poseer un profundo espíritu religioso. La Evangelización en el Virreinato del Perú empezó el mismo día en que los españoles arribaron a estas tierras y emprendieron su empresa de conquista.  La labor evangelizadora se dio de manera paulatina a medida que llegaban las órdenes religiosas, Los dominicos, la Orden de Frailes Menores o franciscanos, la orden de la Merced, la Orden de San Agustín y la compañía de Jesús.

Fue por ese entonces, que el Perú dio su más grande fruto de santidad, como fueron San Martin de Porres, 1579, San Juan Macias 1585, Santo Toribio de Mogrovejo 1538, Fan Francisco Solano 1549 y Santa Rosa de Lima 1586, quienes coexistieron en la sociedad de Lima.  San Martin de Porres y San Juan Macias pertenecían a la misma orden de predicadores y tuvieron una gran amistad. Santo Toribio administro el Sacramento de la Confirmación a Santa Rosa de Lima, San Francisco Solano y San Martin de Porres.   Estos grandes siervos de Dios fueron el incienso de fe del pueblo peruano que se elevó a los cielos para dar paso a la antesala de la fervorosa devoción del Cristo de Pachacamilla.

Uno de los factores activos también, en el acrecentamiento de la religiosidad en la sociedad virreinal fue el terremoto del 20 de octubre de 1687 en Lima, que origino la festividad del Señor de los Milagros.


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